No me pregunten la edad
tengo los años de todos
yo elegí entre muchos modos
ser más viejo que mi edad.
Y mis años en verdad
son los tiros que tiramos
nazco en cada fusilado
y aunque el cuerpo se me muera
tendré la edad verdadera
del niño que he liberado.
Los árboles de La Cañada se llaman “Tipas”, para los biólogos: Tipuana tipu. Originarios de la estrecha franja de selva que se extiende desde el norte de América del sur a la provincia de Tucumán. Córdoba no es su ambiente nativo pero las Tipas de La Cañada se adaptaron muy bien, hasta su corteza negruzca disimula el hollín de los autos. Fueron plantadas en Julio de 1948, en unos meses las Tipas cumplirán 60 años, dándole a Córdoba un toque característico, una sombra característica y frondosa, un aroma inconfundible, un paseo obligado para quien anda… perdido: de día las Tipas son el filtro del sol, dejando pasar apenas hilos de luz que luego se llevará el arroyo; de noche las Tipas son los quietos testigos guardaespaldas mudos de las prostitutas de Güemes. Para mi son la perfección al natural de mis verdugos.
En el año 2003 durante el ridículo, nefasto y acomodado periodo de gestión municipal del inoperante, inadaptado e incivilizado Germán Kammerath, se ordeno mutilar en un tramo de 600 metros decenas de Tipas para mejorar la luminosidad de La Cañada. Gracias a la acertada intervención del presidente de FUNAM, Dr. Raúl Montenegro y al compromiso de muchos que anduvimos por toda la ciudad juntando firmas, se logró el objetivo: acabar con la barbarie. Montenegro dijo en su momento “solo un Municipio descalabrado como el que tenemos puede aducir argumentos tan absurdos para justificar lo que hizo... En cualquier ciudad medianamente civilizada una decisión como esta le habría costado el cargo al Intendente. En Córdoba sus autoridades miran para el otro lado, y tienen el descaro de decir que todo se hizo cumpliendo las normas.”
Sobre La Cañada, entre Deán Funes y 27 de Abril, esta el “Bar las Tipas”, legendario, mítico y salvador para algunos, para la mayoría pasa desapercibido. El color de las paredes es indefinido y en una de ellas hay una foto de la ciudad de New York con las torres gemelas en primer plano. Afuera sobre la vereda hay ocho mesas de plástico rojo y adentro ocho de madera que piden auxilio o un recambio, cada vez que voy a tomar un vino siento que soy muy joven y que llegué tarde para ser parte del bar aunque la colorada ni me pregunta, directamente me trae la botella de vino toro, un sifón de soda y un vaso para hacer la mezcla; en una mesa dos tipos juegan al ajedrez en un silencio mortal y otros cuatro miran sin descanso siguiendo atentos y sigilosos el destino de las piezas que se mueven con mucha precisión después de haber pasado por túneles oscuros de la mente, el pasillo al baño también es un túnel oscuro, la vajilla esta percudida igual que los rostros de los clientes, pero esos detalles no tienen importancia en un bar que no reconoce el marketing o el eslogan, porque no le hace falta. Aquí la muerte se emborracha y se lleva a quien no debía, aquí el tiempo es un milico dictador en portaligas, aquí la nostalgia es eterna y el amor efímero. Aquí se muere Superman, no existen los ídolos, solo tipos de garganta gastada y cabeza afilada, con hechos, con historia. Por estas mesas pasaron los mejores jugadores de ajedrez de Córdoba, por estas mesas… por estas mesas que no dicen nada si vuelco un llanto o un chorro de mayonesa del sándwich, pero esperan, siempre esperan.
Salgo de Las Tipas y pretendo recobrar mis años, mis días, recobrar mi vida y camino por la cañada hacia el sur, (paradójicamente y a la vez traumáticamente hacia el sur por la cañada llegamos al “Parque de la vida”. Nunca llego, de allá se viene, pero jamás se vuelve y por más que intento mi destino es perderme y algún día morir entre las Tipas de La Cañada). Del bar hasta 27 de Abril hay 11 Tipas, cruzo 27 y sigo caminando por la vereda de Plaza Italia, es madrugada de un martes y Córdoba parece abandonada, entre 27 de Abril y Caseros hay 15 Tipas, la Tipa nº 2 y 11 parecen niñas de Somalía al lado de la 4 o la 15 que parecen niñas yanquis bien alimentadas con Hamburguesas, la Tipa nº 6 esta torcida a la mitad del tronco a 90º, que curioso. Al llegar a Caseros cruzo hacia el otro lado de la cañada y camino por la vereda de Plaza de la Intendencia hacia Duartes Quirós: 14 Tipas, la Tipa nº 10 soy yo, torcida hacia la cañada como pidiendo explicaciones, como a punto de caer, pero no me caigo, mis raíces son firmes, pero el día que caiga se va a notar, me saludo mirándome de reojo levantando las cejas y con la boca haciendo la seña del siete de espada, paso rápido quizá porque no quiero descubrir que estoy triste. Cruzo Duartes Quirós, sigo por La Cañada, cuento 12 Tipas y estoy en “X Bar”
Se aproxima mi ocaso, “nos vemos a la oración” decía la etiqueta del Smirnoff que tomaba allá en Praga. Entro a X Bar y Matías sabe que me gusta el “Piel de Iguana” (Smirnoff con soda, y según mi estado de animo le pone o no kiwi).
El X Bar no se diferencia mucho de sus vecinos, adentro la luz es tenue, diría escasa para mi gusto, un día pregunte por “que no hay mas luz” y me respondieron “porque te irías a otro bar”, desde ese día mi gusto cambió, me gusta que el Bar las Tipas este iluminado pero X Bar no. Hay un tipo adinerado al frente mío tomando Mojito y hablando fuerte, las mesas de afuera están repletas de estudiantes, la panza de los estudiantes repletas de cerveza, la cerveza repleta de burbujas, y la cabeza de los estudiantes también mezclado con lo que vieron hoy en la facultad, adentro el aire acondicionado pelea con el calor de la cocina, alguien entra y pide un trago al cual se le pone Ron, me sorprende la cantidad y variedad de botellas de Ron que hay, el tipo piensa un rato, elige una y sale feliz con su trago a la terraza, pienso que quisiera elegir así un destino, salir a La Cañada y dirigirme al sur hasta el “Parque de la vida” o doblar por el boulevard y correr hacia mi nuevo destino. Pero no, en X Bar soy muy viejo para hacer esas cosas y muero todas las noches sin saber mi edad, sin el perdón de mis miedos que ya no me aguantan, sin la bendición de las Tipas que me miran sin piedad pero diciéndole a la Tipa nº 10 “ese sos vos, mirate, torcido como vos, pidiendo explicaciones como vos, duro como vos, plantado hace 60 años como vos”
Mi tumba no anden buscando,
porque no la encontrarán,
mis manos son las que van
en otras manos tirando
mi voz la que está gritando
mi sueño el que sigue entero
y sepan que solo muero
si ustedes van aflojando
porque el que murió peleando
vive en cada compañero.
Milonga del fusilado (Pepe Guerra)