Marroncito perdió los amigos

Terrible presencia de ausencias y distancias me atacó el día del cumpleaños de mi hermano menor, al verlo con sus amigos de la infancia, eran tan chiquitos y ahora unos gorilas que me miran desde muy alto, toda la vida juntos, compartiendo todo hasta las novias, y ahí estaban, sacándose fotos, y yo mas solo que un perro me preguntaba donde fueron a parar mis amigos, en que momento deje de verlos, Nerú, Carlete, Pablito Suarez, el Mara, que pasó?

Unos de mis primeros amigos fue “el peluca”, jamás tuve un amigo más ignorante pero como me divertía con el peluca, éramos unos diablos, mi mamá llegaba de trabajar, se acostaba a dormir la siesta y me encerraba afuera de la casa para que no la molestara, y ahí salíamos al trote con mi amigo para el descampado de la usina a prender fuego a los yuyos secos en otoño, a patear cardos florecidos en primavera hasta que nos quedaban violetas la zapatillas, a cazar lagartijas en verano, y en el invierno vaya uno a saber que hacíamos pero seguramente nos cagábamos de frío cuando nos mandaban a juntar leña para el calefón. Jugábamos a la pelota todo el día y el partido terminaba cuando el sol se iba y la oscuridad no nos permitía ya ver. El era dos años mas grande que yo, de piel blanca, un rubio curtido por el sol y el frío, pero también por el hambre y la pobreza, yo siempre fui marrón pero no por eso se salvaron mis mejillas de estar curtidas por la greda de la usina. El peluca fue el tipo mas fuerte que conocí en mi vida, y tengo autoridad para decirlo porque de él recibí mi primer trompada, me quedó torcida la mandíbula para siempre, hoy después de veintitantos años estoy haciendo un tratamiento ya que me duele al morder, la semana pasada fui a la doctora y me dijo – tenés torcida la mordedura, seguro que fue un golpe. Y en mi mente apareció su sonrisa inocente y su cabellera como una amapola tostada por el sol, y su dedo indice apuntando hacia unos yuyos secos y una voz aguda y lejana diciendo – eman, prendamole fuego a eso iuio. El nunca se percató, pero nuestros caminos eran muy distintos, y algún día íbamos a dejar de vernos, y no iba a ser algo pactado, simplemente el seguiría trabajando en la Lonera y yo saldría a buscar cosas que desconozco a lugares que ni siquiera se si existen, y como un gil acabaría matando la amistad mas linda que tuve. Aun no encuentro lo que busco y lo mas probable es que cuando lo encuentre, se que me causará mucha tristeza. La lectura, el arte, los viajes, la música, son los culpables, nada de lo aprendido podría compartirlo con él, pero ahora ya nada me importa porque lo que aprendí con él, y que a veces pienso que lo estoy perdiendo de a poco, no puedo ni quiero compartirlo con nadie. ¡Ay peluca! si vieras lo espantoso que es ahora, te invitan a que te hagas amigo de las personas mandándote un mail preguntándote “¿QUIERES SER AMIGO DE ESTA PERSONA SI O NO? POR FAVOR RESPONDE O PENSARÁ QUE DIJISTE NO.” (me cago en Tagged).

Que alegría me dio cuando Epec puso la luz en la cuadra, se imaginan a las tres de la madrugada y los chicos todavía sin parar, corriendo por la vereda como una gacela sorteando el marcador lateral que ya quedó en el piso, el pase atrás que viene “peluca” sorprendiendo y se abre hacia la otra vereda, mete un caño, pasa uno pasa dos y lanza el centro, marroncito penetrando el área, salta y se estira entre los defensores, cabeceaaaaa… GOOOOOOOOOOOOOOL, GOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, GOOOOOOOOOOOOOOOOOOL, FESTEJAN Y SE ABRAZAN LOS JUGADORES, EL CAMPEONATO DEL MUNDO ES PARA ARGENTINA CAMPEOOOOOON.

Lástima que para esa época ya no jugábamos a la pelota, no pude evitar que se me hiciera un nudo la garganta ante tanta ausencia y tanto grito y festejo oprimido en mi pecho.

Nerú fue mi amigo de la adolescencia, jugábamos juntos al futbol en el club del barrio “La Guate”, nos emborrachábamos, nos llevaban preso; y como cosa que pasa siempre entre todos los amigos, de Nerú también recibí una piña, pero yo ya venía entrenado. También Nerú era un tipo fuerte, él siempre me defendía en la cancha o en el calabozo, en el baile o en la calle. Él empezó a trabajar en una juguetería y aun trabaja ahí, pienso que todos mi amigos aun siguen estando en el lugar de siempre, y el que se fue quién sabe a donde soy yo.

Argei’s es como le decían los ingleses a los argentinos prisioneros en Malvinas, aun se leen las iniciales P.O.W. (Prisioners of war) en los galpones de la bahía Goose Green en la isla Gran Malvina o East Falkland, como un señuelo de lo que fue la devastación de jóvenes perdidos en una astuta guerra.

Un día volví del castillo de Praga al albergue donde vivía; después de una jornada tocando el violín parado al rayo del sol, con una expresión el la cara que denotaba la ausencia de alimento en mi panza, un amigo irlandés sin ninguna intención de ofender y con mucha inocencia (digo esto porque lo conocía bastante) me dijo:

- Hello Argei.

- (lo mire con bronca, tristeza y hambre) yea, I was, I’m looser.

- oh no no, sorry, I so sorry.

- no problem.

(y después de un rato me dijo)

- one beer?

- yeeeeeea staropramen for me.

Brian era un tipo divertido, tenía 22 años, tocaba la guitarra, le gustaba el rock, él admiraba mucho como tocaba yo aunque no hiciera rock (tengo testigos de eso), su novia era muy linda (también tengo testigos de eso) tomábamos cerveza, fumábamos porro, tocábamos la guitarra todas las noches. Brian, Johnjo, Kiko, Sofia, Katka, Onza, Will, Dijon, como los extraño chicos. Una vez les enseñé una canción y estuvieron hasta el día que me fui tocándola. Me aferré tanto a ellos en un país lejano con un idioma que no hablo, ahí estuvieron y fueron mis amigos. Pero otra vez, me fui.

Fui al bar “Las Tipas” de la cañada a tomar una cerveza justo después de haber estado con ella, eso quiere decir que aún la amo? o que me causa mucha tristeza y dolor haberla perdido. Nos encontramos en el teatro después de disfrutar de la gran obra de Igor Stravinski “La consagración de la primavera”, obra que habíamos estudiado juntos en la escuela de arte. Me acerque a ella y antes de decirle “hola” se apuró a decirme: – aun hay cosas que nos unen. Y mi respiración empezó a sonar como el tercer movimiento del concierto. La perdí para siempre por no saber amarla, a veces pienso que nos conocimos en el momento no indicado, que no pude darle lo que ella necesitó o que simplemente vivíamos realidades distintas, de todas formas deseábamos estar juntos, nos buscábamos, nos llamábamos, nos queríamos, nos odiábamos. Como ella me amó nadie mas me volverá a amar. Su forma de expresarse era muy rara, nunca me dijo “te amo” jamás; una vez faltaba poco para nuestra separación definitiva y en plena discusión de gritos e insultos mirándome fijo y con lágrimas en los ojos me dijo – lo peor de todo es que nunca voy a dejar de amarte. La discusión terminó súbitamente y el silencio duró dos horas hasta que a alguno de los dos se nos ocurrió poner música y mucho mas tarde me dijo – nunca seremos novios, nunca seremos nada, o seremos como amigos que se ven poco porque no se entienden. Las discusiones y los insultos continuaron un par de semanas más hasta que "entendimos" que lo mejor era dejar de vernos. Otra pérdida, una gran pérdida, por eso fui a “Las Tipas”, el bar al que se va a quemar las penas con la brasa del pucho, haciendo aureolas con el humo que coronan y ciñen el dolor y la nostalgia, la tragedia y el desamor, el desencuentro y el tormento, las lágrimas y la impotencia de no haberme animado a decirle – yo tampoco voy a dejar de amarte. El peor amigo que uno puede tener es ese con el que te ves poco porque no te entendés.

Ayer estuve con él, festejando el cumple de una amiga en la casa de esa amiga. Lo veía fascinado y orgulloso cuado el Octavio se puso a tocar el piano, una melodía simple, creo que era el “Brilla, brilla estrellita” lalalala la la, mimimimi mi mi, fafafafa fa fa, mimimimi mi mi, rererere re re, y en ese momento pasó algo importantísimo. Aprendí mucho de él, conocí mucho gracias a él, y lo miro y quiero ser como él, pero compadre como me asusta ser como vos. La nota que seguía era un “do” pero sostenido, el Octi tocaba do natural, y se daba cuanta que esa no era la nota pero la buscaba y no la encontraba: “si”, “do”, “si bemol”, y empezaba de nuevo la canción y no había caso. Hasta que se dio vuelta para buscarlo a él, alzó su mirada por encima de las conversaciones, de las risas, de las charlas, de las pizzas, de las cervezas, de unas 15 personas que estábamos en el living de esa casa, él lo miró y también por encima de todo le dijo: – es la tecla negra del medio. Octavio se dio vuelta y tocó “do sostenido”. Quisiera ser como el Guille Re, pero es muy probable que cuando yo tenga un hijo y ese futuro hijo mío se de vuelta a buscarme… todavía no tengo hijos y ya estoy estresado. Mi amigo Guille me lleva varios “vuelos de canoa” y cada vez que creo alcanzarlo me sorprende con otra cosa. Cuando yo tenga un hijo, el "Octi" va a ser director de orquesta o algo así, ojalá. Ojalá tenga la oportunidad para decirle a mi hijo "es la tecla negra del medio".

El último amigo que me queda se llama Nardo Escanilla, y así haya sido el novio de mi esposa y aunque aun se sigan viendo (y aunque ellos digan que no tienen sexo yo desconfío) lo admiro por su talento de hablar sin parar, así hayamos tomado veinte botellas de vino, lo admiro por su absurdo y estúpido humor que tanto me hace reir y la manera de escribir sus cuentos que me fascinan. La intención de Marroncito es llamar su atención y que el muy hijo de puta se digne a venir a tomar un vino conmigo, pero ni eso logro. Perdí todos mis amigos, no queda ni uno.